Mi padre bastardo (y también pater) tuvo que ser nazi en una vida pasada porque sólo así se puede explicar sus intentos de terapias de choque para condicionar mi comportamiento. Estuve hojeando con mis cordones “Un mundo feliz” y robé en la Fnac el Blu-Ray de “La naranja mecánica”. Créanme si les digo que para unas Converse robar es fácil, esconder lo robado… no. Lo peor de todo fue llegar a casa de mi pater y descubrir que ¡ya tenía la película de Kubrick! Pero la tiene el bastardo escondida porque dijo que no le gustaba y no conjuntaba con “Barry Lyndon”. ¡Y encima no tiene reproductor de alta definición sino uno cutre de DVD! ¡Cutre, Cutre y cien veces Cutre! Después de ver a través de mis anillas todo el material sobre la modificación del comportamiento entendía la persistencia de mi padre para que conociera a un tal Curro. Me puse a buscar en Internet y encontré a un don-nadie que anunciaba viajes baratos y que al parecer ganó cierta popularidad… aunque en este país donde me secuestraron cualquiera lo puede hacer con el mero hecho de salir en televisión y/o ser gilipollas.
Curro en 1992 |
Cuando mi pater me llevó con el tal Curro, que mendiga en las innobles calles de esa aldea de mierda llamada Getafe, me di cuenta que no era el mismo que vi pixelizado en la red. Ay Getafe, Getafe. Espero que el nuevo alcalde, que parece un poco una drag sin maquillar, en un arrebato de inteligencia haga algo coherente y mande prender fuego a ese innombrable pueblucho de mierda con todos los execrables getafenses dentro.
Como les contaba para nada el mismo Curro que había visto en porretas haciendo el gañan anunciando viajes con un destino al que gustosamente mandaría con una patada en el culo. Este Curro era más blancujo que el culo de Meg Ryan y tenía tatuajes por todo su cuerpo… En sus inexistentes tetas habían tatuado pezones y ante su lisa piel plastificada impoluta le habían puesto vello en las axilas. Estaba muy deteriorado y me dio mucha pena. Casi lloro a través de mis arandelas y mojo la punta de mis cordones y todo.
Curro en 2011 |
La historia de Curro me parece muy triste para contarla aquí. Al parecer muchos de ustedes sabrán lo que fue en su pasado pero no conocerán aquello en lo que se ha convertido. Fue la mascota oficial de la Exposición Universal del 92 celebrada en Sevilla… pero con el tiempo y el olvido nadie le llamaba y acabó en el mundo indigno de la droga (y sin ‘Cula-Cao’ para endulzarla). Intentó hacer porno pero al no tener genitales ni ano nadie le quiso. Acabó sus días dejándose sodomizar por niños mientras sus padres presenciaban las vejaciones y le daban una mísera y patética propina por la degradación. Cuando ahorró lo suficiente tras largos años de penuria la SGAE le demandó por utilizar una melodía registrada y perdió de nuevo todo. Triste, solo y abandonado en esa aldea de mierda llamada Getafe. Ya no tiene esperanzas, ni ganas de vivir y espera que unos jóvenes de la violenta aldea le revienten a patadas o le quemen vivo con gasolina para cerrar una vida de desgracias.
Cicatrices de una dura vida |
La fama es un momento efectivamente muchas veces fugaz y perecedero. La historia de Curro debería servirnos para saber en qué podemos convertirnos y dónde podemos llegar a caer. Lo que eran unas zapatillas de tela cutre a 1.000 pesetas se elevaron a 15.000 por estar de moda… pero las modas y la fama tiene un precio y fecha de caducidad. Ay, la vida, la vida… la vida es larga y dura: ¡tócame la vida!
Por cierto hijas mías,
ResponderEliminarEnseñe el borrador que escribiste de esto a algunas compañeras de trabajo y me confirmaron que no tenía ni **uta gracia. Es más, se escandalizaron por tu tremenda violencia y odio irracional. Plantéate acudir a un psicólogo de zapatillas, ya.
Saludos bastardos,
Mitico Curro, todavía me acuerdo de los anuncios, marco una epoca jejeje
ResponderEliminarputaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa madre
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